Con este título hemos publicado recientemente en Euroval, un libro donde se analiza la situación actual de la sostenibilidad en el ámbito inmobiliario, y de forma más precisa en el de la valoración.

Las empresas están adoptando la sostenibilidad no solo como un requisito normativo, sino como factor de diferenciación y competitividad, y este enfoque evoluciona a partir de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), hacia el concepto más concreto y medible de los criterios medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG). De hecho, las métricas ESG permiten incorporar estos elementos en la identificación, prevención y gestión de riesgos por parte de las empresas.

En el libro se explica que aunque surgen reacciones recientes frente a los requisitos de información no financiera para empresas, que puede considerarse a veces una carga excesiva, la sostenibilidad se acepta muy bien en el sector inmobiliario. Los inmuebles tienen características peculiares, pues son bienes para cubrir una necesidad básica como es la vivienda, pero también son espacios donde se desarrolla una actividad productiva, y una inversión de la que se espera una rentabilidad o una plusvalía; asimismo, sirven como garantía o subyacente para obtener una financiación.

Las entidades bancarias tienen normativamente que valorar el riesgo medioambiental en sus carteras de préstamo, tanto por riesgos naturales que puedan afectar a los inmuebles, como el riesgo de transición cuando, por ejemplo, un inmueble hipotecado en renta tiene que adaptarse a una normativa de eficiencia energética y hay que invertir en ello, lo que implica menor valor como garantía. También sociedades, fondos inmobiliarios, o bonos emitidos para financiar proyectos inmobiliarios verdes, que se fundamentan en estos criterios ESG, tienen que incorporarlos en la valoración de los inmuebles de sus carteras, o subyacentes, y hacer un seguimiento de su evolución. La Unión Europea es muy exigente sobre la información que debe proporcionarse a inversores en productos financieros que se califican como verdes, y en nuestro caso el inmobiliario.

Desde Euroval mantienen que las sociedades de tasación juegan un papel crucial en cómo incorporar los criterios ESG en la valoración inmobiliaria, identificar riesgos medioambientales asociados a los inmuebles, o en su caso el mayor valor resultante de una posición destacada sobre inmuebles comparables en un mercado. “Aunque queda mucho por desarrollar en cómo incorporar de manera sistemática estos principios medioambientales, sociales y de buena gobernanza en la valoración del sector inmobiliario, las tasadoras tienen medios y conocimiento detallado de los inmuebles para poder ponderar riesgos medioambientales probables” afirman desde la tasadora. No cabe duda que la eficiencia de un edificio o la inversión en rehabilitación energética es algo medible y tiene que aparecer reflejados en el valor del inmueble, sin embargo, las sociedades de tasación al estar regulados sus procesos de valoración van a necesitar indicaciones formales del Banco de España sobre cómo encajan los ESG en el nuevo panorama de valoración.

 

Puede descargar el libro aquí: https://stage.euroval.com/descargar-libro-euroval/